Desenmascarando al impostor: ¿Por qué me saboteo a mí mismo?

El Pensamiento

EL PENSAR




En el mundo existen miles de pensamientos que flotan en el aire como burbujas. Estos pensamientos no nos pertenecen a ninguno de nosotros, sino a alguien más que los controla. Los lanza al aire como ondas de radio o televisión, y cada uno de nosotros somos los receptores. Según nuestra frecuencia, los recibimos, nos apropiamos de ellos y los hacemos nuestros. Entonces, ese pensamiento que ha entrado en nuestra mente forma parte de nosotros y de nuestras vidas, de nuestra personalidad, pasando de generación en generación.

¿Cómo se transmiten estas burbujas de pensamiento? A través de la educación en la escuela y el colegio, religiosos que forzaron a aceptarlos en tiempos antiguos. Luego, la invención de la prensa escrita, la radio, la televisión, las películas, y hoy en día, Internet, son las ondas de pensamiento que se lanzan al aire y que cada uno de nosotros recoge y forma su personalidad según las ondas que recibe.

Ningún pensamiento es realmente propio. Pensamos todo el día sobre cosas como el pasado, el futuro, cómo nos veremos mejor, qué comprar, qué vestir, la familia, una ex-pareja que nos dejó, y cada pensamiento ayuda a crear un sentimiento. Este sentimiento es una sensación y forma parte de la personalidad, ya sea fuerte o débil, seguro o inseguro, con miedos o complejos, debido a que siempre nos comparamos con algo más (aquí es donde funciona bien la televisión). Si compramos algo o obtenemos una casa o un coche, cada pensamiento que tenemos forma un sentimiento, y ese sentimiento luego se convierte en un deseo.


Por qué crees que periódicamente se difunden noticias sobre virus, ataques terroristas o guerras, etc.? Es porque necesitan mantener el control y lo hacen a través del miedo.

El deseo ayuda a hacer realidad el pensamiento, pero ninguno de nosotros tiene control sobre el pensamiento, por lo que los deseos vienen de fuera, de quienes nos dicen qué debemos hacer.

Si somos infelices, sufrimos y siempre queremos más, es gracias a los pensamientos que nos son enviados y que hacemos nuestros, desde la infancia hasta la vejez.

Somos seres controlados y obedientes. La red o las ondas de pensamiento que circulan en el mundo es como una gran máquina, un pulpo con millones de brazos, donde estamos atrapados desde la cabeza, la mente, que se refiere a los pensamientos, y alguien aprieta un botón y nos dice qué pensar, qué hacer, qué sentir y qué desear.

Si alguien quiere salir de esta máquina, siempre hay vigilantes, como la propia familia, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, y todos aquellos que te rodean, que te señalan con el dedo, y además tu propio miedo instalado por ellos mismos, a quedarte solo, a ser diferente y no hacer lo que hacen los demás.


Cómo desconectar?

Hay un solo camino para desconectar, y es a través del NO-PENSAMIENTO, controlar tus pensamientos. Si dejamos de recibir estas ondas de pensamiento, nos liberamos de ellas, pero es muy difícil, ya que creemos que el pensar es parte de nosotros. Además, si te das cuenta de esto, tu propia mente acostumbrada a pensar no te dejará libre. Cuando lo logras, la mente busca medios para sobrevivir y te atacará con tus debilidades, tus sentimientos profundos y tus deseos.

Dejas de pensar por unos segundos gracias a la meditación, pero al instante comienzas a pensar de nuevo. Te vuelves a dar cuenta de que estás pensando, vuelves a meditar y a concentrarte en la respiración, pero sin darte cuenta, estás volviendo a pensar en ti, en tu pasado, en tu futuro, en tus problemas y en tus sufrimientos. Porque la mente y ese pensar, esa personalidad que no es tuya, no quiere morir. Y aunque lo logres, al salir al mundo, al mirarte con tu familia, tu novia o tu madre, te recordarán que eres esa personalidad falsa, y así nunca lograrás liberarte de esta enorme maquinaria.


Escaparse a un mundo en soledad no es una solución porque el pensamiento te acompaña a donde vayas, como decía mi padre. Por lo tanto, la única forma es hacerlo poco a poco, con paciencia. Sin embargo, pocos lo logran, contados con los dedos de las manos. Los pocos que lo han logrado, ya han fallecido, están en prisión o son perseguidos y marcados por vigilantes. Además, hay niveles más altos de vigilancia, como la policía, el gobierno, los jueces y los políticos.

Pensar que eres diferente por publicar cosas distintas o por saberlo todo forma parte de la maquinaria. Incluso aquellos que quieren escapar reciben un poco de pensamiento diferente para que crean que están fuera del sistema, aun estando en prisión. La prisión de esta gran máquina.

Desconectarse, solo desconectarse y dejar de ser un receptor de esas ondas de pensamiento es lo que nos hará libres. Nada más.

Comentarios